miércoles, 15 de junio de 2011

Los recién casados y los celos

Gonzalo

Nunca me he considerado un profeta.

El otro día mi ego subió al cielo.

Hace poco conocí a un matrimonio de recién casados. El chico, es el doble de alto que yo, esbelto y guapo. Ella, mide más o menos lo que mido yo, esbelta y guapa.

Seguro que a Dani le gustaría.

Pues bien, me he enterado que él siente celos de mí. Sí amigos, el dulce néctar del amor de Gonzalo está aquí.

Según tengo entendido, le molesta la manera con la que miro -inquisitivamente- a su mujer y le molesta el hecho de que destaque por mi palabra más que él. Cosa que -y esto son imaginaciones mías- es de lo que más le podría atraer a su mujer.

Vamos a aclarar ciertas cosas:
1. Su mujer no me atrae. Es más, no me atrae ni su físico ni su intelecto.
2. No es culpa mía que, por cosas del destino, sea un buen orador.
3. Es imbécil por degradar públicamente mi equipo de fútbol.

Es por eso que hoy me regodeo de esto. Como digo no tengo ningún interés en su mujer, ni tengo la intención de estar por encima de él. Mentira en esto último, sí que me apetece.

Que te consideren una amenaza es que tu precio en el mercado es relativamente bueno, cosa que te hace subir la moral.

Así que, ya sabéis amigos, los celos de otros hombres es síntoma de que sois, esperad.... La hostia!

Atentamente, Gonzalo.

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